La afasia es un trastorno del lenguaje provocado por una lesión o daño cerebral, normalmente en el hemisferio izquierdo, que causa dificultades para comprender o comunicarse mediante el lenguaje hablado o escrito. Puede afectar a distintos aspectos del procesamiento y la función del lenguaje dependiendo de la parte del hemisferio izquierdo afectada. Curiosamente, la afasia se clasifica en varios tipos según la parte del cerebro afectada, siendo los más comunes la afasia receptiva (o fluida) y la afasia expresiva (no fluida).
Aunque muchas personas sólo padecen una de ellas, algunas sufren tanto afasia receptiva como expresiva. Hablemos de la afasia receptiva y expresiva, de sus diferencias y de qué hacer si padeces ambos tipos.
Principales conclusiones
La afasia expresiva, también conocida como afasia no fluente o afasia de Broca (1), se produce tras un daño o lesión en el área de Broca del hemisferio dominante, normalmente el hemisferio izquierdo del cerebro. Limita la capacidad de expresar pensamientos o ideas mediante la escritura o el habla.
En la afasia no fluente, se entiende en gran medida lo que dicen los demás, pero resulta difícil comunicarse. Aunque la comprensión suele estar preservada, la lectura y el habla pueden verse muy afectados en función del grado de daño cerebral.
Si padece afasia expresiva, puede experimentar algunos de los siguientes síntomas:
Aunque su comprensión suele estar preservada en la afasia expresiva, puede experimentar dificultades para entender frases largas y complejas. También puede experimentar frustración y depresión debido a sus dificultades de comunicación.
Cualquier lesión en el área de procesamiento del lenguaje, concretamente en la parte frontal del hemisferio izquierdo del cerebro, provocará afasia expresiva. Estas son algunas de las posibles causas de la afasia expresiva.
La afasia receptiva, también conocida como afasia fluente o de Wernicke (2), es otro tipo común de afasia que se produce tras un daño en la zona posterosuperior del lóbulo temporal, el área responsable del procesamiento de las palabras. Las personas afectadas suelen experimentar dificultades para comprender palabras, frases o símbolos.
Como su nombre indica, las personas con afasia receptiva o fluida no suelen tener dificultades para hablar. Sin embargo, la comunicación se ve afectada por su incapacidad para captar palabras y frases habladas y escritas, aunque sean sencillas o breves.
Algunos de los síntomas de la afasia receptiva son
Las personas con afasia receptiva también pueden experimentar otros síntomas como acalculia (incapacidad para calcular), trastornos del campo visual y agrafia (problemas con la escritura). El que experimenten estos síntomas suele depender del grado de daño cerebral.
Las lesiones que causan daño o muerte de células cerebrales en el área de Wernicke provocan afasia receptiva. Estas lesiones pueden ser el resultado de.
Sí, es posible tener afasia receptiva y expresiva. Es frecuente que estos dos tipos de afasia se solapen tras una lesión o daño cerebral. Los daños en las áreas cerebrales de Broca y Wernicke suelen provocar afasia global. Este tipo de afasia se caracteriza por un deterioro grave del lenguaje y del habla que afecta a la comprensión y a la producción del habla (3).
Las personas con afasia global sólo son capaces de entender y decir unas pocas palabras y frases como "sí", "no" y "perdón". Sin embargo, pueden ser capaces de comunicarse mejor mediante gestos, expresiones faciales o cambios en su tono de voz.
Además, pueden experimentar dificultades extremas para leer o escribir, o ser completamente incapaces de hacer ninguna de las dos cosas. Este tipo de afasia es el más grave y se produce como consecuencia de un daño importante en el hemisferio izquierdo del cerebro tras un accidente cerebrovascular, una lesión cerebral, una infección cerebral o un tumor.
Si experimenta síntomas de afasia receptiva y expresiva, lo más probable es que haya sufrido una lesión cerebral importante y necesite buscar ayuda profesional inmediatamente.
La afasia global suele producirse tras un daño cerebral importante. Si su médico o profesional sanitario sospecha que padece afasia global, llevará a cabo valoraciones y evaluaciones exhaustivas para confirmar su diagnóstico y elaborar un plan de tratamiento personalizado para usted. Estas evaluaciones pueden incluir:
Tras una evaluación y valoración exhaustivas, su médico y su terapeuta del habla y lenguaje trabajarán codo con codo para crear un plan de tratamiento individualizado basado en el alcance del daño cerebral y la gravedad de sus problemas de comunicación. Su plan de tratamiento puede mejorar sus habilidades lingüísticas, enseñarle un medio alternativo de comunicación o hacer ambas cosas. El tratamiento puede incluir.
Antes de abordar su problema de comunicación, los profesionales sanitarios le estabilizarán y empezarán a tratar la causa subyacente para evitar daños adicionales y ayudarle a recuperar el máximo de funciones. Los logopedas también pueden recomendar el uso de aplicaciones y dispositivos para facilitar la recuperación del lenguaje y la producción del habla.
La recuperación difiere de una persona a otra. Depende de factores como el alcance del daño cerebral, la gravedad de la afasia, el cumplimiento del tratamiento y la motivación personal. Sin embargo, la recuperación de la afasia global requiere tiempo, paciencia y determinación. Aunque la recuperación total puede no ser posible, algunas personas pueden conseguir mejoras significativas tras meses o años de tratamiento. Las investigaciones demuestran que la mayoría de las personas con afasia se recuperan razonablemente durante los primeros 2 ó 3 meses de tratamiento, y que el máximo se alcanza a los 6 meses. Después, registran una mejora más lenta a lo largo de los años de tratamiento.
La afasia global es una de las formas más comunes y graves de afasia. Su impacto en el habla, la comprensión, la lectura y la escritura crea un efecto dominó en todos los ámbitos de la vida, incluidos el trabajo y las relaciones. Por ello, es esencial buscar un tratamiento adecuado, seguirlo con constancia y mantener la motivación para recuperar el control de su vida.
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Escrito por: Dr. Ori Otokpa, MBBS
Revisado médicamente por: Dra. Danielle Kelvas, MD
Referencias
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