El estrés es algo real y puede poner en peligro la vida si no se gestiona adecuadamente. El estrés es básicamente la reacción de tu cuerpo ante una amenaza, real o percibida, y una señal de que debes frenar. Más aún, el estrés te alerta de la probabilidad de que te ocurra algún daño, ayudándote así a evitarlo. Por eso uno debe escuchar a su cuerpo y tomarse un descanso cuando éste se lo pida.
Antes hemos mencionado que el estrés puede poner en peligro la vida; uno de esos acontecimientos es un ictus. El estrés, aunque es útil con moderación, cuando se vuelve grave puede hacerle más propenso a sufrir un ictus o una enfermedad cardiaca. Este artículo pretende ayudarle a comprender cómo el estrés puede provocar un ictus, qué tipos de ictus puede causar y mucho más.
Principales conclusiones
Contenido
Descifrando los síntomas: ¿Qué ocurre cuando estás estresado?
Entender el ictus: ¿Qué tipo de ictus está causado por el estrés?
Conectando los puntos: ¿Causa el estrés accidentes cerebrovasculares?
Algunos síntomas del ictus inducido por el estrés
Las señales del estrés: Cómo prevenir un ictus
Cuando el cuerpo está estresado, el cerebro desencadena la liberación de algunas sustancias químicas. Estas sustancias químicas no son nocivas; en cambio, desencadenan una serie de cosas para preparar su cuerpo para la amenaza o ponerlo en "modo de huida o lucha". Mientras tanto, el cerebro desencadenará estas sustancias químicas independientemente del tipo de estrés que esté experimentando, ya sea ansiedad, pena o fatiga.
Dos de las sustancias químicas que se liberan son el cortisol y la adrenalina (1) (seguro que has oído hablar de ella). El cortisol es una hormona que obliga al organismo a retener sodio y agua para evitar que la tensión arterial se dispare. Además, ayuda a descomponer las reservas de azúcar en el hígado para que estén disponibles para su uso, y te prepara para afrontar situaciones extenuantes. Por el contrario, la adrenalina es una hormona que aumenta el ritmo cardíaco, lo que provoca un aumento de la presión arterial y del bombeo de sangre a los órganos vitales.
El ictus puede ser de dos tipos principales (2): El ictus isquémico, en el que se obstruye una arteria del cerebro, y el ictus hemorrágico, en el que sangra una arteria del cerebro. La obstrucción de las arterias, que acaba provocando un ictus isquémico, es consecuencia de la acumulación de colesterol o grasa mala (placa). Por su parte, el ictus hemorrágico se produce cuando la pared del vaso cerebral se debilita, una afección conocida como aneurisma.
Además, el debilitamiento puede ser consecuencia de una presión arterial muy alta, que provoque la rotura del vaso. Cuando esto ocurre, la sangre empieza a filtrarse al tejido circundante en lugar de llegar al cerebro. Por tanto, el cerebro se ve privado del oxígeno y los nutrientes que necesita, ya que la sangre que los lleva nunca llega.
Otro tipo de ictus es el isquémico transitorio, que se produce cuando un coágulo obstruye temporalmente un vaso del cerebro y provoca síntomas de ictus de corta duración que se resuelven en 24 horas. El accidente isquémico transitorio se diferencia de los dos tipos principales de ictus mencionados porque es temporal; sus síntomas pueden desaparecer incluso antes de que llegue el médico. Sin embargo, aunque son temporales, los síntomas de un miniictus son un signo precoz de un ictus mayor. De hecho, los CDC (3) afirman que entre el 10 y el 15% de las personas que sufren un AIT sufren un ictus más grave en un plazo de tres meses.
Ahora bien, aunque el estrés psicosocial y emocional se han implicado en el desarrollo del ictus, no se ha establecido una relación directa entre éste y ninguno de los dos tipos de ictus. Sin embargo, un estudio reciente demostró que niveles persistentemente altos de estrés podrían dar lugar a mini-ictus o "ictus incidentes."
Aunque no está totalmente establecido, algunos estudios (4) sugieren que el estrés, en particular el estrés emocional, es un factor de riesgo de ictus. Es más probable que el estrés provoque un ictus en un individuo que, en primer lugar, tiene un alto riesgo de sufrirlo.
Si se está constantemente en un estado crónico de estrés, aumenta el riesgo de sufrir un ictus. Así es como funciona: cuando se está sometido a un estrés persistente, aumentan los niveles de cortisol y otras hormonas del estrés en el organismo. Como consecuencia, el cuerpo empieza a retener sal y agua, lo que provoca un aumento de la tensión arterial.
Si esto persiste, sus vasos sanguíneos se estresarán y el azúcar en sangre subirá, lo que significa que los vasos no pueden controlar el flujo sanguíneo de forma eficiente y el corazón no puede bombear eficazmente porque tiene que trabajar más. Además, cuando estás estresado, aumenta la producción de cortisol, lo que altera los ciclos del sueño y provoca más estrés y, por tanto, más producción de cortisol.
Aunque el estrés crónico puede no causar directamente un ictus, este proceso aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardiacas, hipertensión, obesidad y diabetes, con lo que aumenta el riesgo de sufrir un ictus por estrés.
Conocer los signos de que se está produciendo un ictus puede ayudarle a actuar con rapidez y reducir las discapacidades. Muchas personas confunden los primeros síntomas de un AIT o un miniictus con un ataque de ansiedad y, por tanto, los pasan por alto. Sin embargo, si experimenta alguno de los siguientes síntomas, podría estar sufriendo un ictus inducido por el estrés:
El estrés es algo de lo que muchos de nosotros no podemos escapar, especialmente en el trabajo o incluso en casa (como padres). Sin embargo, se puede reducir la presión que el estrés ejerce sobre la mente y el cuerpo y reducir las probabilidades de recaer en comportamientos poco saludables inducidos por el estrés. Al prevenir una recaída en esos comportamientos poco saludables, puede reducir el riesgo de sufrir un ictus.
A continuación encontrará valiosos consejos que le ayudarán a reducir el estrés y, en última instancia, a disminuir las probabilidades de sufrir un ictus:
Conclusión
La respuesta directa a la pregunta "¿causa el estrés accidentes cerebrovasculares?" es no, pero hay pruebas de que ambos están relacionados. Es más, cuando entiendas lo que ocurre en el cuerpo cuando está estresado y sufre un ictus, comprenderás mejor cómo el estrés está relacionado con el ictus y cómo un estrés grave puede provocar un ictus.
Para saber más sobre este tema, lea ¿Qué se siente al sufrir un ictus?
Escrito por Dr. Ori Otokpa, MBBS
Revisado médicamente por la Dra. Danielle Kelvas, MD
Referencias
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